A demanda de nuestros clientes, repetimos esta entrada en nuestro blog, para que figure entre las publicaciones más recientes. Por ello, hablaremos una vez más de en qué consiste el Hifu facial y corporal.

El origen de las siglas HIFU, procede del inglés High Intensity Focused Ultrasound, lo que quiere decir, ultrasonido focalizado de alta intensidad, podemos hacer hifu facial y corporal.

Este tipo de ultrasonido tiene campo de aplicación tanto en tratamientos faciales como corporales.

HIFU FACIAL Y CORPORAL

Facial

La profundidad a la que llega el ultrasonido es mucho mayor que otros tratamientos orientados al rejuvenecimiento facial, y el aumento de temperatura que consigue también es mucho mayor.

Trabajamos a 3 profundidades distintas, llegando así a la hipodermis, a la dermis y a la epidermis, esto sería a 4,5 mm, 3 mm, y 1,5 mm respectivamente.  El aspecto más importante del HIFU, su factor diferencial frente a otros tratamientos en aparatología estética, es que consigue llegar a la capa SMAS (Sistema Muscular Aponeurótico Superficial).

De esta forma conseguimos un efecto tensor de las fibras de elastina, y un triple efecto Lifting.

Su eficacia se consigue obteniendo un  aumento de la temperatura de aproximadamente  65º a 75º. La zona localizada   en el punto focal entrará en reacción de coagulación, y por lo tanto generará formas de tracción fuerza centrada en el punto de coagulación, dicho de otra forma,  estimulará el colágeno para reestructurar el tejido (Neocolagenesis).

En definitiva, a  raíz de los efectos generados por el HIFU, la piel inicia una respuesta de reparación, lo que resulta en la formación de nuevo colágeno.  El nuevo colágeno se compacta gradualmente desde la capa más profunda hasta la zona superficial  restaurando la elasticidad y tersura de la piel, con el  fin de lograr el efecto de disipar las arrugas (Antiaging).

Corporal

Con el tratamiento corporal actuaremos sobre la celulitis y la grasa destruyendo sus moléculas por calor y a la vez provocando el estiramiento de la piel. Trabajaremos en este caso a profundidades de 8 y 13 mm, ya que la piel corporal es mucho más gruesa, y la capa SMAS se encuentra más profunda.

Podemos conseguir un efecto tensor, reduciendo volumen, flacidez, descolgamiento, y como no, una piel mucho más suave y tersa.